viernes, 23 de marzo de 2012

Hay vida más allá de Florence

Sí, todos estamos de acuerdo, Florence + The Machine es una máquina, como su propio nombre indica, de hacer buena música, incluso en directo. Pero Florence Welch no es la única con una voz torrencial y un estilo innovador. Si ya has devorado su último álbum Ceremonials y no puedes esperar para más contenido, te recomiendo leer esta serie de artículos dedicados a no tan conocidas, pero no por ello menos talentosas, artistas:

Zola Jesus
Nacia como Nika Roza Danilova en medio de un bosque de Arizona en 1989, Zola Jesus pasó su infancia alejada de cualquier otro niño excepto su hermano, sin televisión ni acceso a ninguna otra conexión con el mundo exterior. Quizá por ello leyó desde tan joven a filósofos y clásicos de la literatura, como Émile Zola, y dio pie a su obsesión por la ópera. Tras estudiar solfeo durante 9 años, perdiendo la voz varias veces debido a lo mucho que se exigía a sí misma, Zola Jesus se mudó a Wisconsin, donde empezó sus estudios de filosofía y filología francesa, y coqueteó por primera vez con el rock y la electrónica.

 
Tras subir sus primeros trabajos, grabados por ella misma en su vivienda, a su MySpace, The XX la contrató como telonera en su gira europea y de ahí al primer álbum de estudio con Sacred Bones Co.: The Spoils. El álbum resultó de un sónido muy oscuro, donde la voz se perdía a favor de sonidos caóticos, no sólo instrumentales. Zola Jesus reconoció, ante las pocas críticas negativas, que quizá había leido a Nietsche y Dostoievsky demasiado joven y ahora se reflejaba en su música. Y es que, como estudiante de filosofía, Zola Jesus siempre ha manifestado una idea situacionista, donde el arte debe de significar cosas y puede ser vivido, no sólo percibido por los sentidos.

Para su siguiente álbum se inspiró en la película de los 70 The Visitor, un mal drama de terror estadounidense, y el álbum resultó más oscuro que la película: Stridulum II (2010). El primer tema, Night, es una joya. Para el siguiente álbum, y es que trabaja a todo vapor, advirtió que se inspiraría en Schopenhauer y el existencialismo, y el resultado no podría ser más depresivo y, a la vez, impresionante. Conatus (2011) es, sin duda, su mejor trabajo, y era dificil superar a los anteriores.

Próximo: Anne Brun

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